
Una de las fotografías de Cartier-Bresson incluidas en la exposición organizada por Fundación Mapfre.
La exposición sobre Henri Cartier-Bresson (1908-2004) que organiza la Fundación Mapfre, en el paseo de Recoletos de Madrid, ha sido una de las principales novedades del verano cultural en la capital. La muestra acaba este fin de semana. Corran a verla porque es una verdadera maravilla. Alrededor de 500 fotografías y obras en una antología tremenda del padre del fotoperiodismo en el siglo XX. Un lujo de exposición con una antología de imágenes espectaculares, a través de las cuales se pueden recorrer algunos de los acontecimientos que determinaron el siglo pasado.
La Segunda Guerra Mundial, los campos de prisioneros, la crueldad de los bombardeos nazis, la Guerra Civil española, las huelgas en todo el mundo, la coronación de Jorge VI en el Londres de 1937, la Cuba de un castrismo incipiente, la España de posguerra, Asia, África… Son algunos de los campos temáticos en los que se organiza la exposición de un fotógrafo clave para entender el auge del reporterismo gráfico en la prensa occidental. Fue testigo de la matanza de Oradour-sur-Glane, pueblo arrasado el 10 de junio de 1944 por la división SS Das Reich, y de la Unión Soviética tras la muerte de Stalin.
Cartier-Bresson se empapó del surrealismo en su Francia natal, fue considerado el ojo del siglo y fundó la agencia Magnum en 1947, junto a algunos de los principales fotógrafos del momento: Robert Capa, David Seymour Chim y George Rodger, entre otros. Impresiona su trabajo con las Leica del momento y el hecho de haber sido capaz de mantener su compromiso político con la libertad y los más desfavorecidos. Militó en el comunismo, aunque en distintas grados de adhesión. Llevó siempre el objetivo hacia los más débiles. Por eso retrató la coronación de Jorge VI fotografiando a los londinenses y obviando al monarca y por eso retrató la de los republicanos españoles en defensa de la democracia a partir del 36.
En la muestra se puede ver el documental Victoria de la vida, que Cartier-Bresson rodó en España durante la Guerra Civil, y en la que deja claro que tomó partido por el bando perdedor. No fue la única cinta que rodó el fotógrafo francés en España entre 1937 y 1938. También rodó Con la Brigada Lincoln en España, un filme rescatado por Juan Salas, investigador de la Universidad de Nueva York, en 2010; y España vivirá. El fotógrafo se consoló del rechazo que le había dispensado Buñuel como cineasta trabajando en calidad de asistente de Jean Renoir en Una salida al campo y La vie est a nous. Nunca abjuró de sus principios. Utilizó las herramientas de la comunicación del momento para las causas que creía defendibles, ya fuera la República española, los aliados en la Segunda Guerra Mundial o las luchas laborales de los estibadores de Nueva York.
Padrino de la técnica del “instante decisivo”, Cartier-Bresson está considerado un maestro a la hora de captar el momento de clímax de una acción. No escatimó viajes en ese empeño, aunque trabajó de manera especial en la India, un territorio familiar para él teniendo en cuenta el origen de su mujer. Retrató a Picasso, Matisse, Marie Curie, Édith Piaf, Camus, Sartre, Capote, Fidel Castro y el Che Guevara. Algunas de las imágenes que el público puede contemplar en la exposición de Mapfre epatan los sentidos, otras cautivan por el desgarro que transmiten, otras directamente te dejan exangüe. Ninguna provoca indiferencia.
Talento, rigor, coherencia. Son adjetivos que cuelgan de las fotos de un trotamundos de la cámara al que siempre merece la pena volver.